Afrancesado

Definición del concepto Afrancesado:

El adjetivo afrancesado comienza a utilizarse a mediados de la centuria del siglo XVIII, la edición del DRAE de 1770 recoge una acepción cultural de dicho término que caracteriza “al que imita con afectación las costumbres o modas de los franceses”. Esta actitud estaba muy extendida entre las élites ilustradas como consecuencia del enorme prestigio del que gozaba la cultura francesa del Siglo de las Luces en el ámbito europeo.

La denominación de afrancesado en términos políticos no aparece plenamente operativa hasta la intervención el ejército napoleónico en la península y la consecuente coronación de José I como rey de España. En este contexto se dan los requisitos necesarios para la entrada en la escena política de la figura del afrancesado como el “español que en la guerra llamada de la independencia siguió el partido francés”, esta definición pertenece a la edición del DRAE de 1852 que reflejaba esta segunda acepción de carácter política y la que se ha mantenido en líneas generales, con ligeros matices, hasta nuestros días.

En el marco de la Guerra de Independencia se acentúan las connotaciones negativas que el término afrancesadoarrastraba desde sus orígenes al impregnarse el concepto de una significación política, especialmente a partir de 1811. El adjetivo afrancesado fue utilizado profusamente durante la Guerra contra Napoleón junto con otros vocablos peyorativos como: gabachosbonapartistastraidoresinfidentes etc. Los absolutistas emplearon el término a menudo para designar no solo a los que colaboraban con los invasores sino también para referirse a los reformistasa quienes acusaban de estar sometidos a las ideas francesas

El diputado servil (bando absolutista) Ostolaza planteó que la pretensión de parecernos a los franceses había generado traidores a la patria.

Los liberales se defendían de las acusaciones apuntando la diferencia histórica entre la galomanía cultural existente y el colaboracionismo, también se presentaban como patriotas incorruptibles a fin de defenderse de las acusaciones de traidores a la patria y acusaron a los absolutistas de tener intereses tiránicos. El caso es que el término afrancesadofue empelado habitualmente para desacreditar al oponente. No obstante, también hubo voces minoritarias que se pronunciaron en defensa de los afrancesados como por ejemplo el folleto titulado ¿Quiénes son los traidores? de 1812.

Al finalizar la contienda bélica, los afrancesados tuvieron que marchar al exilio, fue durante esta amarga etapa cuando se consolidaron como grupo. Fernando VII, en contra de lo que dictaba el Tratado de Valençay, agrupó a los afrancesados en cuatro categorías según su grado de peligrosidad para la nación (del afrancesamiento pasivo a la consumada traición) y les vetó su regreso a España. Desde su exilio francés, algunos respondieron a las acusaciones de falta de lealtad y patriotismo con argumentos de diversa índole.

Entre las apologías de los afrancesados publicadas en Francia destaca la realizada por el presbítero sevillano Félix Reinoso cuyo titulo fue Examen de los delitos de infidelidad a la patria imputados a los españoles sometidos bajo la dominación francesa, publicada en 1816. En ella realiza un análisis del fenómeno del afrancesamiento y una defensa de la libertad de opinión. Su obra ha constituido una fuente esencial para la comprensión de por qué los josefinos colaboraron con las autoridades francesas.

En lo tocante a su ideología, los afrancesados se ubican en un eslabón intermedio entre el liberalismo y el absolutismo, de ahí que muchos de ellos se adscribieron a una corriente política u a otra en función de las circunstancias y la perspectiva con la que se mire. El marqués de Miraflores consideró al partido afrancesado como el primer partido político de la España contemporánea y afirmaba que sus integrantes eran hombres distinguidos que siguiendo el progreso intelectual de Francia se habían impregnado en mayor o menor medida de las ideas que circularon a partir de 1789, dando como resultado un grupo heterogéneamente ideológico que iría desde al absolutismo ilustrado hasta el liberalismo moderado. El grupo más representativo evolucionó del reformismo absolutista al liberalismo doctrinario, corriente de la que fueron pioneros, así como de la introducción en España del administrativismo francés.

 En los inicios del Trienio Constitucional, algunos expatriados destacan la sintonía que hubo entre la voluntad reformista presente en los afrancesados y el ánimo reformador que movió a los liberales gaditanos a promulgar la Constitución de 1812. Podemos citar el folleto Los afrancesados, o una cuestión de política publicado en París en 1820 y cuyo autor es el expatriado A. Muriel quien defiende la reintegración de los afrancesados en la vida nacional

Tras un intenso debate en Cortes, el 20 de septiembre de 1820 llegó para los afrancesados la ansiada amnistía. En esta segunda etapa constitucional el adjetivo afrancesado o josefino quedaría reservado para un círculo limitado de personas entre las que figurarían Reinoso, Gómez Hermosilla, Lista, Miñano y pocos más. Todos ellos ligados a El Censor, desde cuyas páginas reivindicaban orgullosamente su etiqueta de afrancesados. Este círculo agrupado en torno a El Censor sentó en buena medida las bases de la cosmovisión moderada posterior. El propio Menéndez Pelayo los consideró como los progenitores del moderantismo. Probablemente el momento de mayor influencia de los afrancesados llegaría con los últimos meses del reinado de Fernando VII y los primeros compases de la regencia (1828-1834), en estos momentos el grupo de afrancesados que mencionábamos más arriba colaboró con el ala absolutista moderada del ministerio fernandino bajo la dirección de López Ballesteros y teniendo como responsabilidad la publicación simultánea de tres periódicos (Gaceta de Bayona, Estafeta de San Sebastián y La Estrella) donde proponían una solución de continuidad ideológica entre el absolutismo y el liberalismo.

Durante la primera mitad del siglo XIXafrancesado sigue siendo un vocablo poco grato debido a los recuerdos de la Guerra de Independencia. Pasado el ecuador de la centuria, el DRAE incorporará el término en 1852 atendiendo a su significado político y poco a poco este concepto irá quedando para la historia y la literatura. Posteriormente el moderantismo terminaría por integrar a la mayoría de los afrancesados hasta su progresiva desaparición por agotamiento biológico.

Bibliografía:

Javier Fernández Sebastián. Afrancesados. En Diccionario político y social del siglo XIX español.

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