Introducción:
Tras el fallido intento que hubo en España de instaurar un régimen democrático durante el periodo conocido como el Sexenio (1868-1874), el golpe de Estado en los campos de Sagunto de Arsenio Martínez Campos (1875) restauró la monarquía borbónica y España volvió al liberalismo censitario. El nuevo sistema político conocido como La Restauración monárquica (1875-1898) tuvo como fundamento un bipartidismo basado en la alternancia sistemática (Turnismo) en el poder de los dos grandes partidos del momento: el conservador y el liberal.
Definición del concepto Turnismo:
El Turnismo o Turno Pacífico se define como la alternancia en el gobierno de los partidos políticos dinásticos: el partido conservador liderado por el Antonio Cánovas del Castillo (ideólogo de este sistema de gobierno) y el partido liberal liderado por Sagasta. La formación de gobierno no dependía de los resultados electorales, sino de la decisión del rey en función de una crisis política o del desgaste en el poder del partido gobernante.
Cánovas del Castillo pretendía implantar un sistema político en España que permitiese la superación de algunos de los problemas endémicos del liberalismo precedente: el carácter partidista y excluyente de los moderados durante la época isabelina, el intervencionismo de los militares en la política y la proliferación de enfrentamientos civiles. Con la finalidad de conseguir este propósito, Cánovas desarrolló la constitución de 1876 que constituye un claro ejemplo del liberalismo doctrinario e introdujo un sistema de gobierno basado en el bipartidismo y en la alternancia en el poder de los dos grandes partidos dinásticos (liberal y conservador) que renunciaban al pronunciamiento militar como vía de acceso al poder.
De esta forma se aceptaba que el turno pacífico aseguraría la estabilidad institucional por medio de la participación en el poder de las dos grandes familias del liberalismo y pondría fin a la intervención del ejército en la vida política.
El ejército quedó subordinado al poder civil, por medio de una Real Orden de 1875 se estableció que la misión del ejército era la defensa de la independencia nacional y que no debía intervenir en los conflictos entre partidos políticos. Como contrapartida se dotó a los militares de cierta autonomía para asuntos internos y se beneficiaba al ejército de un elevado presupuesto. De esta forma, el Turnismo o Turno Pacífico eliminó del panorama político de la Restauración el problema de los pronunciamientos militares y el protagonismo de los militares en los partidos y en la vida política española.
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